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Hemos podido analizar cómo eventos como la pandemia de los últimos dos años, la subida impresionante de los fletes marítimos internacionales, la guerra entre Ucrania-Rusia, la inflación mundial y otros eventos internacionales concatenados han dado lugar a la explosión de la última milla, evidenciada por ejemplo en la anulación de puntos de venta final de gran escala para dar lugar a los famosos “dark stores”; la reconversión del negocio de almacenes dando lugar a la migración de almacenes temporales, simples o vacíos, por ejemplo, a las nuevas concepciones con involucramiento del crossdocking; la utilización de tecnología de punta para el manejo de la recepción y la conversión de bultos para entrega a consumidores finales.

También hemos visto cómo los operadores de logística internacional han ido migrando hacia nuevas inversiones y servicios; tenemos agencias navieras mundiales invirtiendo ahora en negocios de transporte aéreo, freight forwarders, almacenes y hasta transporte terrestre. Y, por último, una intensificación de procesos de maquila internacional regional, a través de servicios de países cada vez más vecinos, antes que la utilización de países históricamente maquiladores pero que podrían quedar muy lejanos, tipo China, Indonesia o Malasia, por mencionar algunos.

En suma, en las tres fases logísticas, se están produciendo cambios en las maneras de hacer las cosas. Y, entonces las compañías que nos dedicamos a enlazar concatenadamente nuestras operaciones en búsqueda de tener una cadena de suministro lo suficientemente sólida, óptima y apalancada logísticamente en cuanto a las variables dinero, tiempo, cantidad y calidad, nos encontramos con el gran reto de que debemos ajustar constante y convenientemente los actores, los enlaces, las operaciones y los indicadores. Si la empresa desarrolla operaciones globales, con mayor razón se debe realizar esta configuración.

En un artículo anterior en esta misma revista habíamos abordado la idea incluso de una Supply Net Management más que una Supply Chain Management, basados en el hecho de que hoy en día los prestadores de servicios están atendiendo a nuestras actividades de suministro en todas las fases de la cadena, incluso al mismo tiempo. Una vez terminada la fase de logística de producción, mientras estamos movilizando carga desde nuestro almacén de productos terminados hasta el almacén aduanero para la salida en exportación (conducción de salida), es probable que ya nuestro agente de aduana esté tramitando la numeración de una DAM (Declaración Aduanera de Mercancías); y, al mismo tiempo, es altamente probable que estemos realizando operaciones bancarias de manera paralela en relación al pago que nos harán por la operación internacional.

Es necesario que insistamos que los modelos que vemos en las publicaciones son meramente para entendimiento teórico, con el fin de que identifiquemos plenamente cada actividad. En la logística real hay muchas actividades que se están dando a la vez, en tiempo y dinero, y entonces el control a veces podría ser dificultoso e insuficiente para lograr que se cumpla con el suministro a tiempo.

Por esta razón es que es sumamente importante que trabajemos con proveedores comprometidos con nuestras cadenas de suministro, en lo que respecta a las cuatro variables de apalancamiento logístico (dinero, tiempo, calidad y cantidad). Necesitamos proveedores que conozcan perfectamente nuestros productos y sepan lo vital de él para hacerlo circular de la manera más efectiva posible. Debemos pensar que mientras nosotros estamos desarrollando nuestra propia cadena de suministro, cada eslabón de ella está siendo atendido por un proveedor diferente que se encuentra desarrollando su propia cadena de suministro del servicio.

Dicha labor de nuestro proveedor, para nuestra cadena de suministro n puede significar en la ecuación del servicio una variable n3, mientras que para la cadena de suministro del servicio de nuestro proveedor puede significar c1 + c2 + c3 + c4 +…+ c12.

Terminaremos, entonces, entendiendo que para nosotros: n3 = c1 + c2 + c3 + c4 + ….+ c12

Si consideramos que nuestra cadena de suministro puede ser: n = n1 + n2 + n3 + n4 + ….+ n12

Deduciremos, entonces, que cada una de las variables de nuestra cadena de suministro tiene a su vez varias subvariables:

  • n1 = a1 + a2 + a3
  • n2 = b1 + b2 + b3 + b4 + b5 + b6
  • n3 = c1 + c2 + c3 + c4 + …+ c12
  • n4 = d1 + d2 + d3 + d4 + d5 +…….d18
  • n12 = t1 + t2 + t3 + t4 + … + t18

Esta especie de matriz del servicio dentro de nuestra cadena de suministro nos hace comprender que entonces no es que tengamos que administrar una cadena, sino realmente una red de suministro. Y, lo más importante es comprender, entonces, que los factores del entorno que vemos que obviamente pueden afectar directamente a nuestras variables, también lo pueden hacer directamente a algunas de las variables de nuestros proveedores, y por lo tanto indirectamente a nosotros.

Por eso es que cuando contamos con proveedores que manejan excelentemente bien sus variables de servicios, tenemos la certeza de que nuestra variable particular de nuestra cadena de suministro va a alcanzar el punto óptimo.

Es por esta razón que cuando pensamos en los eventos del entorno mencionados en el segundo párrafo, no deja de ser preocupante cómo se afectará la matriz de servicio en su totalidad. Basta que una variable nuestra o de nuestros proveedores sufra, para que también nuestra cadena de suministro se afecte.

Estemos alertas a los nuevos sucesos.

FUENTE:

Revista Énfasis Logística - Agosto 2022
Por Miguel Ángel Bosio Valdivia Secretario Académico de Negocios Internacionales en Universidad de Lima. Director de la Asociación Peruana de Profesionales en Logística – APPROLOG.