Novedades

la-mejor-logistica-es-la-que-no-se-ve

En menos de cinco años la logística pasó de ser un departamento más al servicio de los objetivos de las empresas a convertirse en el foco que recibía mayor atención y exigencia. Desde el Centro Español de Logística siempre lo han tenido claro: la mejor logística es la que no se ve, aquella que pasa desapercibida al resultar autosuficiente y eficiente.

El avance social, tecnológico y operativo de estos últimos años ha ayudado a impulsar e incrementar el peso de la logística en la economía española, formando ya parte de su columna vertebral. Este hecho puede resultar sorprendente si echamos la vista atrás y vemos cómo era su situación hace varias décadas.

Debido a la gran transformación que ha vivido la sociedad estos últimos años se ha podido observar un cambio significativo en la cadena de suministro, impulsado por la creciente visibilidad que ha ido adquiriendo conforme diversas crisis la han posicionado como un elemento imprescindible para cualquier sector.

Es de esta manera cómo un área que se ha encontrado menos visible de lo que debiera durante un largo período de tiempo, se ha logrado posicionar como el factor diferencial de las empresas, suponiendo la ventaja competitiva de cara a los clientes finales. Pero llegar a este punto no ha sido tarea fácil, han sido muchos los obstáculos que ha tenido que afrontar para avanzar y encontrarse en el punto del que partimos actualmente. Para entender la situación en la que se encuentra actualmente la logística debemos mirar un tiempo atrás. Sobre los años 70 comenzaron a surgir nuevos conceptos como la externalización o el just in time, tendencias que apuntaban a demostrar cómo esta actividad necesitaba plantar una base en la transversalidad. Con la llegada de la informática, siglas como MRP, ERP o SGA se abrieron camino de cara a mejorar las comunicaciones para la siguiente década, centrándose en importantes áreas como la de la coordinación entre abastecimiento, manufactura y distribución.

Precedida por esta época marcada por el cambio, los años 90 son guiados por la incorporación de nuevas herramientas y sistemas a las operaciones empresariales, así como por la visión cliente-centrista, basada en la adaptación continua a las cambiantes demandas y exigencias de los clientes. Aunque esta forma de trabajo pudiese suponer un reto adicional para la logística, su llegada ayudó a fortalecer la colaboración dentro de las cadenas de suministro, que resultaron ser cada vez más eficientes para poder satisfacer las necesidades de los usuarios finales, haciendo cadenas basadas en la planificación de los requisitos de capacidad – CRP -, el modelo CPFR, etc. En conclusión, cadenas preparadas para abordar los flujos cada vez más tensos. Es de este modo como se inicia el nuevo milenio, momento en el que se establece la tecnología como precursora de los avances en cuestiones de logística. Es aquí cuando comienzan a entreverse algunas de las exigencias que continúan presentes en la actualidad, como la automatización, trazabilidad de los datos o el alto volumen de trabajo.

Nuevos desafíos se presentan ante escenarios en los que términos como RFID, IoT o Big Data comienzan a ganar cada vez más presencia en las conversaciones y prácticas diarias. En este contexto la sostenibilidad y el e-Commerce comienzan a construir la senda por la que, a día de hoy, todas las empresas se abren paso.

Nueva década, nuevos desafíos

El inicio de una nueva década presenta nuevos desafíos a los que hacer frente mientras constantes disrupciones marcan la llamada era VUCA, expresión que señala la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad que reina en la logística en ese momento. Un entorno que pasa, más tarde, a denominarse BANI - por resultar frágil, anárquico, no lineal e inconsistente.

Este corto recorrido ha resultado ser crucial para el cambio de modelo logístico que estamos viviendo en la actualidad. Aunque esta colaboración, agilidad, eficiencia y, sobre todo, resiliencia de la que gozamos, no habría sido posible sin haber afrontado grandes desafíos como el vivido con la pandemia. Ésta ha resultado ser un actor fundamental que ayudó a mostrar la necesidad de contar con una actividad logística preparada, rentable y flexible para adaptarse a los cambios y necesidades de la sociedad. Fueron muchos los obstáculos que se hicieron frente en ese momento: exceso de demanda, falta de preparación... Sin una buena gestión de este eslabón resultaba imposible poder contar con todos los productos sanitarios a tiempo, hecho que mostró a la logística como elemento fundamental no sólo a nivel nacional, también a internacional.

Es así como en menos de 5 años la logística pasó de ser un departamento más al servicio de los objetivos de la empresas a convertirse en el foco que recibía mayor atención y exigencia. Desde el Centro Español de Logística siempre lo hemos tenido claro: la mejor logística es la que no se ve, aquella que pasa desapercibida al resultar autosuficiente y eficiente. Eso significa una cosa, funciona. Tras esta crisis se tomó consciencia de la necesidad de desarrollar y mejorar la calidad de estas operativas, hecho que se vio reflejado por la intrusión del comercio electrónico como método de compra más popular tras la pandemia.

El boom del eCommerce

El comercio electrónico ha resultado ser un elemento fundamental para la evolución del sector, hecho que podemos ver reflejado en los resultados del III Estudio de la Logística del e-Commerce realizado por el CEL en colaboración con NTT Data. Partiendo de la base de que, entre 2019 y 2023, el comercio electrónico en el mundo ha llegado a representar un 12% del total de las ventas minoristas – más del doble de su cifra inicial – podemos suponer que su evolución ha impulsado una transformación notoria y palpable del paradigma logístico actual. Si nos centramos únicamente en el incremento de las compras por este canal con entrega física a domicilio asociada, observamos que, en España, su presencia ha aumentado en un 79% desde 2019, un crecimiento exponencial que señala el necesario cambio de modelo que debe realizar la logística para poder estar preparada ante cualquier otra variación que pueda vivir nuestra sociedad, hecho que, este mismo año, ya estamos viendo que está sucediendo.

Y es que comenzamos el año afrontando nuevos retos ya presentes desde hace tiempo, pero cuyas consecuencias no dejan de incidir en esta esencial actividad, como las irrupciones del Mar Negro. Gestionando el Canal de Suez entre el 12 y 15 por ciento del comercio mundial en 2023, estos datos de la UNCTAD - organismo de las Naciones Unidas para el comercio y el desarrollo – nos repiten de nuevo la necesidad de construir cadenas de suministro ágiles, resilientes y sostenibles, que sean capaces de soportar los sucesos disruptivos que rodean su ecosistema.

La crisis del Mar Negro o las tensiones en Taiwán, entre otras, afectan de manera directa a la actividad logística, que se encuentra actualmente interconectada de manera internacional, conllevando este hecho ciertos beneficios, pero grandes limitaciones. Es así como, pese a que la mejora sea tos estratégicos que componen las cadenas de suministro, aún queda un largo camino de cara al perfeccionamiento de nuestras operativas, pasando por la acortación de las cadenas y el acercamiento de la producción de países como España a Europa, para reducir su dependencia de las grandes potencias como Asia, así como el replanteamiento de las cadenas de suministro actuales, basadas en la eficiencia en costes, a otras orientadas a la resiliencia. Estos factores, entre muchos otros, resultarán clave de cara a la construcción de las cadenas del futuro.

Es así como son dos los factores que han generado un cambio completo de la gestión logística: el comercio electrónico y los sucesos disruptivos. Nuevas formas y etapas estarán por venir y modificarán la realidad tal y como la conocemos actualmente, por ello debemos dejar la puerta abierta al cambio, estar preparados ante cualquier variación en los hábitos de consumo de los ciudadanos, pero también en sus exigencias y necesidades.

Como ya hemos podido ver con la llegada de la sostenibilidad a la agenda de prioridades de cada vez más empresas, el cambio deberá ir acompañado de un compromiso, y, sobre todo, de una colaboración entre todos los actores. Es así como, desde el CEL queremos continuar apoyando y ayudando a la cadena de suministro a evolucionar, pues ya son 46 años los que llevamos a su lado a través de nuestros planes de formación, divulgación y proyectos de innovación en los temas que más acontecen a la logística, como la sostenibilidad,ciberseguridad y el talento.

FUENTE:

Revista Énfasis Logística